miércoles, 2 de septiembre de 2009

Cuando la naturaleza dice NO

La soberbia de los seres humanos a veces nos hace creer que somos omnipotentes. Nuestros adelantos científicos y tecnológicos nos hacen creer que podemos controlar todo, planificar todo... Y los que crecimos en la era tecnológica tenemos más arraigado ese mal. Suponemos que la vida es más o menos como prender una máquina, o como decía el gran y buen Homero Simpson: "Computadora, mata a Flanders"; si bien es muy gracioso, hace notar nuestra excesiva confianza en los aparatos, creyendo que van a hacer exactamente lo que les indiquemos, y que todo va a funcionar precisamente como lo pensamos.
En ese mismo momento, la naturaleza, calladita, levanta su mano, luego su dedo índice, moviéndolo de lado a lado. Nos marca que si bien nuestro progreso es maravilloso y nuestras capacidades muy grandes, no somos Dios, somos limitados, vulnerables, y a veces pequeños.
Al principio, resulta doloroso, frustrante...¿Cómo me va a pasar esto a mí? ¿Cómo la naturaleza va a cambiar mis planes, cómo osa entrometerse en mi vida? Luego el sentimiento se transforma en enojo, y se adorna de cuantas malas palabras encuentre uno en su repertorio. Poco a poco, la tristeza hace su aparición (emoción que es más permitida socialmente que el enojo, por lo cual a veces permanece más tiempo en nosotros). Y luego, ante la inminencia de acontecimientos nos quedan dos opciones, aceptar lo que nos pasa y hacer algo con eso, o bien, seguir eternamente en la queja permanente. Sin duda, que si elegimos la primera, siempre que haya un traspié volvemos a hacer todo el proceso, pero no es un retroceso, porque en cada pasito, hay un crecimiento importante.
Al ver a mi alrededor, noto gente que realmente la pasa mal, tiene mil problemas, y yo ¿me voy a quejar por lo que me tocó? Sí, tuve un millón de problemas en la infancia y en la adolescencia; sí tengo obstáculos para ser mamá, sí tengo una que otra dolencia física... Pero, gracias a esos problemas creo que soy más conciente y reflexiva para cuando me toque la bendición de ser mamá, pude estudiar lo que amo, conocí a la mejor persona del mundo, al cual amo con todo mi corazón, y que me devuelve ese amor multiplicado, puedo trabajar, tengo donde vivir, tengo amigos maravillosos....
Quiero ver la vida de esta manera, quiero volver a levantarme de esta forma cuando reciba palos... Quiero reconciliarme con mi cuerpo al que tanto le reclamé por oponerse a mis planes, quiero unirme de nuevo con la naturaleza, para comprender cada día más para qué me pasaron todas estas cosas.
Gracias por leer

2 comentarios:

  1. Que profundo Noe! La verdad es que yo soy de las tuyas, me encanta hacer planes y me frusto bastante cuando no me salen como yo espero.
    Un beso enorme!

    ResponderEliminar
  2. Es como dice Kari...muy profundo...
    Pero son palabras que salen del corazon!!!!
    Muchos Besos!!!!

    ResponderEliminar