sábado, 26 de noviembre de 2011

CAMBIOS INESPERADOS

Como todo fin de año, las cosas se ponen raras, mezcladas, confusas, apuradas, etc. Y mi infertilidad no es la excepción. Pensé que iba a terminar el año haciendo tranquila mis IA, teniendo en cuenta que ya me había quedado con ese método, podíamos seguir haciendo unos cuantos intentos más, sin el apuro de antes.
Pero, como siempre, el que decide es mi cuerpo, así que no sólo se me suspendió la IA anterior por tener folis residuales, sino que además este mes nos dimos con que volvieron los endometriomas.
Por ahora no son grandes, pero cambian los planes totalmente.
El médico me dijo de hacer una última IA ahora, pero empezar a pensar que a principios del año que viene iríamos por la FIV.
Obviamente fue difícil. Muchas de ustedes ya han pasado por esto y lo saben. Me pesa mucho pensar en todo lo que me van a hacer, en la plata que tenemos que conseguir, en la posibilidad de que no se dé, etc.
Pero por sobre todo, pienso que al menos tenemos opciones a seguir, y que seguramente Dios proveerá. Sería más difícil saber que no hay opciones.

Así que este fin de año me encuentra con muchos cambios, con muchas expectativas, con muchos miedos. Ojalá que pronto nuestro sueño se haga realidad, sea por el método que sea.
GRACIAS POR LEER!

jueves, 10 de noviembre de 2011

MUY FELIZ

Primero que nada, estoy contentísima de que el proyecto de la ley nacional de infertilidad obtuvo el apoyo en comisión de Presupuesto y Hacienda. Ahora queda seguir presionando a los diputados para que le den media sanción este año, para dejar el año que viene que los senadores la conviertan en LEY. A mandar mails a los diputados, unirse a las marchas, lo que se pueda para lograr este objetivo!!!

Y por otro lado, FELIZ POR HABERLOS CONOCIDO! Son personas maravillosas, que nos han ayudado tantas veces en forma generosa y desinteresada. Fue un sueño hecho realidad el haberte conocido y abrazado!!!!

viernes, 4 de noviembre de 2011

DE-VELAR (Quitando el velo)

Desde que empecé la búsqueda, tuve razones para no contar mis intenciones de ser mamá. Al inicio, para dar la sorpresa de que venía un bebé; cuando fue pasando el tiempo, para no escuchar comentarios idiotas y desubicados.
Por tanto, ir al centro de fertilidad era más o menos como ir a acostarme con un tipo que no sea mi marido; a escondidas, mintiendo con respecto al destino al que me dirigía, mirando para atrás para que nadie conocido me vea entrar.
Si alguien me preguntaba si estábamos buscando bebé, siempre respondía que no, que era joven, que estábamos bárbaro solitos, pero la cara de tristeza me parece que era evidente; y ni hablar de la sensación cuando alguien hablaba sobre la infertilidad de manera liviana e ignorante, y tener que callar.
Creo que como todo proceso, cada etapa se va dando sin que uno elija. Es el resultado de una maduración interna. Como en un duelo, en la infertilidad se van dando etapas, que no siguen de forma lineal unas a otras sino que es un constante ir y venir hasta que definitivamente cambiamos de etapa.
Y en este momento de mi vida, y de mi infertilidad, he llegado a una etapa central o clave. Desde hace un tiempo, cuál una mosca que molesta en las tardes de verano, la necesidad de contar mi situación, o al menos dejar de esconderla, me ha estado dando vueltas y vueltas.
Y al hablar con mi marido sobre esto, pues resultó que a él también le estaba pasando lo mismo.
Al principio me daba mucha vergüenza decir que tengo problemas de fertilidad. Me sentía como si hubiera robado algo. Sé que es una estupidez, pero los sentimientos no son precisamente lógicos. Y tenía terror a los comentarios hirientes y desubicados. Y poco a poco fue madurando la idea de que ya no me sentía avergonzada sino orgullosa. Orgullosa de llevar este peso en mi vida, y llevarlo con la mayor dignidad. De haber pasado lo que pasé y seguir levantandome todos los días con ganas y alegría. De sentirme cada vez más unida con mi marido, a pesar y gracias a todo esto.
Y con respecto a los comentarios, me tuve que fumar cada pelotudez... y calladita porque nadie sabía y nadie debía enterarse. Ejemplo para reírme un poco: Hace un tiempo un "amigo" me dijo que seguramente no iba a tener hijos en largo tiempo, porque tenía a mi perro como un hijo. (Y si tuviera a mi hijo como un perro, eso indicaría que no tendría perros en largo tiempo?)
Otro: una amiga, en un bautismo, me dice "más vale que te apures porque se te pasa el tren". (Ay, y yo que no tenía nombre para mi primer hijo, así le voy a poner: TREN)
Otro: En una reunión en la que la puta suerte me mandó a que todas las mujeres presentes estaban embarazadas, menos yo, una me dijo: "Te diste cuenta que sos la única que no está embarazada ni tiene hijos?" (No, la verdad que no me había dado cuenta, gracias por hacermelo notar BOLUDA!)

Después de charlarlo mucho con mi marido, decidimos no divulgarlo, pero si dejar de esconderlo. Obviamente que pusimos ciertos límites según lo que a cada uno le incomoda contar. Por ejemplo, yo no quiero que diga el nombre del tratamiento que estemos haciendo, porque es algo muy íntimo y privado y no quiero preguntas (yo no le pregunto a los demás cómo la pusieron, o en qué posición para concebir a sus hijos).
Y me siento con un peso menos en la espalda. De que los demás sepan lo que estamos pasando y para que entiendan también el esfuerzo físico, emocional y monetario que estamos haciendo solitos hace 3 años.
Así que desde ahora quitamos el velo, dejamos de sentirnos avergonzados y empezamos a concentrarnos en lo verdaderamente importante y no en esconder algo que nos debería hacer sentir orgullosos.
GRACIAS POR LEER!