Crecimiento

He notado desde hace un tiempo, que mi actitud frente a varias cosas ha cambiado. Creo que en parte producto del tiempo, del progreso que supone la vivencia de distintas situaciones. Y por otra parte, creo que los últimos dos años han generado en mí un crecimiento y una maduración en cámara rápida. Tal vez el sufrimiento, tal vez la urgencia de hacerme cargo de mi propia vida, tal vez la reorganización de prioridades... Creo que son varias cosas las que influyeron para que mi actitud cambie.
Me niego a vivir esta dificultad como un manto sombrío, como una amargura constante... Quiero vivir los momentos tristes, los felices y los de stand by que conlleva esta búsqueda. Ya no le tengo miedo a la montaña rusa, sé que es inesperada, y que ninguna sensación dura demasiado. Antes sentía que si era un momento bueno, ya no me iban a doler tanto las caídas, y no era así. Ahora sé que este camino, como muchos otros, está plagado de altas y bajas y no hay forma de prepararse, de anticiparse a nada. Sólo queda transitar en forma comprometida cada momento, vivenciarlo, y esperar que en algún momento lleguemos a nuestro tan ansiado objetivo.
Estoy dispuesta a dejarme sorprender, a no calcular todo, a no controlar todo. Si algo me enseñó este camino es que no se puede controlar todo, y que eso es bueno. Dejar ir las cosas no es algo fácil para mí; entender que está bueno que se escapen muchísimas cosas de mi control, que me sorprendan, y hasta que me hagan sufrir. A veces Dios "afina de un tirón nuestra puntería" (robado de una canción)....
GRACIAS POR LEER!